Todavía en pleno siglo XXI, nos cuesta aceptar que nuestro cuerpo tenga la capacidad de repararse de dolencias y enfermedades, de prevenir infecciones y de deshacerse de las células cancerígenas a través de la actividad de nuestro sistema inmunológico. La ciencia ha descrito, durante un largo período de tiempo, al sistema inmune como una continuación de nuestro sistema nervioso.
En varias ocasiones, recibimos llamadas de pacientes diciéndonos que no pueden asistir a la consulta porque están enfermos. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que, precisamente, asistir a su cita quiropráctica les ayuda a potenciar sus defensas, ya que se ha demostrado científicamente cómo los ajustes específicos quiroprácticos mejoran el funcionamiento del sistema inmunológico.
Actualmente, existen diferentes estudios que sitúan la mejoría del sistema inmunológico en una persona que está recibiendo tratamiento quiropráctico. Se habla de un sistema 2 veces más eficaz cuando se trata con quiropráctica al paciente.
Un primer estudio demuestra un efecto positivo en los ajustes que se realizan a personas con estrés. Además, demuestra que los ajustes tienen un efecto de protección y prevención ante personas sanas, especialmente las personas con un alto nivel de estrés emocional y/o fisiológico. Por otro lado, otro estudio que habla sobre el descenso de la inflamación que se produce tras un ajuste quiropráctico.
El sistema inmune, a su vez, es controlado por el sistema nervioso y, ahí, es donde trabaja la quiropráctica.
Cuando una vértebra ha perdido su posición o su movilidad aparece una disfunción o bloqueo articular que interfiere en el correcto funcionamiento del sistema nervioso provocando que la información que se trasmite a través del nervio en forma de impulsos nervioso se vea interrumpida. Es lo que conocemos como subluxación, la cual, suele ser causada por una combinación de estrés físico (malas posturas, caídas, accidentes), estrés mental (tensiones emocionales, pensamientos negativos) y estrés bioquímico (mala alimentación, falta de hidratación, ácido láctico). En momentos en los que estamos estresados nuestro organismo incrementa la producción de cortisol y adrenalina, sustancias químicas que, en contacto con las células de nuestro sistema inmunológico, las inactivan. Esto explica porque las personas con estrés crónico o depresión tienen una tendencia mayor a estar enfermos en comparación a las personas con menos estrés.
El tratamiento quiropráctico, mediante ajustes específicos en la columna vertebral, corrige esta subluxación, permitiendo que los nervios puedan funcionar a su máxima capacidad y, a su vez, consiguiendo una mejora en el funcionamiento del sistema inmunitario.
Una vez que el sistema inmune está activado, el sistema nervioso responde activando varios sistemas de recuperación y protección en áreas específicas tales como temblores, sueño y también fiebre (entre otros) para permitir una más rápida destrucción de los virus y bacterias. Esto significa que, cada vez que tomamos un medicamento para el dolor o para la fiebre, se obtienen, muchas veces, tiempos de recuperación más largos porque estamos bloqueando esos procesos de defensa naturales del organismo.